El Ciclón vive una época de vacas flacas, tal es así, que antes de jugar contra la Lepra se encontraba en descenso directo. Pero San Lorenzo apostó a la historia, y digno de una epopeya, dio vuelta un resultado adverso.
“Te juro que en los malos momentos siempre te voy a acompañar…” fue el grito de guerra en las tribunas. Y los jugadores lo asumieron como su propio himno. Con poco, y a veces al voleo, el equipo dirigido por Caruso Lombardi, que estuvo al borde del llanto los 90 minutos, intentaba una hazaña que parecía una utopía. Y, hasta el final del primer tiempo, ni el más pesimista creía en dar vuelta el 0-2. Pero con la garra de Buffarini, el amor propio de Romagnoli y las cabezas de Gigliotti y Bueno, los santos se convirtieron en dioses.
Los primeros 15 minutos eran esperanzadores para los locales. Pero llegó el gol de Pérez, que de un zurdazo exquisito, rompió el arco defendido por Migliore. Y a los 30` Muñoz, luego de un error imperdonable en la defensa azulgrana, dejaba el encuentro 0-2 a favor de los dirigidos por el Tata Martino. ¿El Ciclón? Terminó el primer tiempo abatido y sin ideas.
En el complemento los santos empujaron, y llegaron. El primero fue Gigliotti, tras un córner del Pipi y el rebote en Kalinski, el ex All Boys supo conectar de cabeza. Por la misma vía, y con la esperanza de un milagro, el uruguayo Bueno empató el partido. La epopeya tomaba forma, pero no se concretaba. El Ciclón perdió dos ocasiones clarísimas, y Charly Good sólo frente a Peratta no pudo definirlo. Hasta que llegó la corajeada de Romagnoli, el 10 cuervo eludió a dos, y tiró el centro atrás para que, nuevamente, el Animal convierta de palomita y llegue a los 7 goles en el campeonato.
La hazaña estaba consumada. San Lorenzo cerró una tarde histórica, salió de la zona de descenso directo y sueña zafar de todo. Los Santos vienen marchando.
Deja un comentario